El agresor aprovechaba la ausencia de la madre de la menor para golpearla. Reconoció las golpizas pero no el abuso sexual calificado que se le imputa.
Romina y Felipe Pineda se conocieron a mediados de septiembre en la fila de la cárcel de mujeres donde ambos iban de visita, e iniciaron una relación. A los pocos días Felipe le pidió permiso a su madre para llevar a vivir a Romina a la casa que compartían.
Romina, madre de la menor de iniciales M.M.M. llegó a vivir al domicilio ubicado en Pasaje Antuco en La Pintana, junto con su hija, fruto de una relación anterior. A principios de noviembre encontró trabajo mientras que Felipe, estando cesante quedó al cuidado de la niña de 1 año y medio.
Esos momentos de soledad con la pequeña, y mientras su propia madre salía a trabajar, Felipe aprovechaba para golpearla.
Según el propio relato que el imputado entregó a la policía manifestó que "lo hacía de pesado, de malo porque le tenía mala le pegué. Quería ganarme su respeto. Nunca le tuve cariño".
SOSPECHA AL DESCUBIERTO
Durante noviembre fueron múltiples las agresiones que Felipe cometió contra la menor, quien no tenía nadie que la defienda. Cada vez que Romina preguntaba por los moretones de su hija, su pareja le argumentaba que la niña se había caído de la cama.
En varias oportunidades, y siendo la primera de ellas el 17 de noviembre, Romina debió dejar su trabajo para acudir al hospital Padre Hurtado porque la niña era llevada por su suegra hasta el lugar con vómitos.
La sospechas de Romina, de que su hija era agredida por Felipe, se confirmaron el día 29 de noviembre cuando a las 5 de la tarde recibió un llamado de su suegra manifestándole que la niña seguía con vómitos. Al llegar al lugar el médico le manifestó que la pequeña debía quedar internada por las lesiones atribuibles a terceras personas, entre ellas abuso sexual, además de una peritonitis producto de un golpe que le rompió el intestino delgado.
Romina increpó a Felipe y a su familia pero ellos negaron el hecho, hasta que el agresor fue detenido por la PDI, donde negó el abuso sexual, pero confesó las golpizas contra la niña que la mantienen en riesgo vital.
DIARIO LA NACIÓN
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